Los falsos adoradores de Sade ignoran totalmente su gran secreto. Quienes le condenan y denigran lo ignoran también, y lo mismo puede decirse de los estudiosos más o menos neutrales. Lo más impresionante es que el propio Sade ignoraba también un hecho que le diferenciaba de la mayoría de los seres humanos, y que, en sus particulares circunstancias, le llevó a comportarse como lo hizo. Un hecho que hizo altamente probables las interpretaciones erróneas de su vida y de su obra. Un hecho que, como en muchos otros casos, sólo se ha podído descubrir mucho después de su muerte.
La característica que hizo de Sade quien fue se combinó con lo peor que podia ocurrir, y ello generó una conducta y una literatura que han llevado a que se le confunda con todo lo contrario de lo que fue, en todos los sentidos, buenos y malos.