Mr. Weatherwax untaba cuidadosamente de mantequilla su tostada. Su voz era firme:
– Querida, quiero que esto quede bien claro: a partir de ahora no habrá más lecturas embrutecedoras de esas en nuestro apartamento.
– Pero Jasson, yo no lo sabía.
– Comprendido. Pero es de su responsabilidad saber lo que lee tu hijo.
– Lo vigilaré más, Jasson. No le vi traer esta revista. No sabía que estaba ahí.