D esde el barco sólo se podia distinguir una espesa columna de humo emergiendo del mar, en la lejanía. Era cuanto quedaba de la que había sido mi casa durante prácticamente toda mi vida. Nunca podrán borrarse de mis oídos los lamentos de aquella noche terrible. Una noche que precedió a un día aún más terrible para los habitantes de Troya. Todos los hombres y niños fueron asesinados.
También algunas mujeres, pero a la mayoría se nos mantuvo con vida para reservarnos el triste destino de la esclavitud. Nunca conmoverán más las lágrimas de una reina. Frente a nosotras, que estábamos dispuestas en fila, pasaron todos esos héroes griegos que durante tanto tiempo nos asediaron.