Todo cambia para Lupita -mujer policía, poco agraciada, alcohólica, maltratada- la tarde en que el licenciado Larreaga es asesinado en la esquina de Aldama con Ayuntamiento. Apenas unos segundos, un saludo intercambiado entre ambos y un reguero de sangre que confirma que ahí hay un cadáver.
Ella es la única testigo y es incapaz de recordar; se siente paralizada por el miedo y descubre con horror que se ha orinado en los pantalones. Desconcertada y perdida, asolada por la muerte de alguien que para ella ofrecía una nueva posibilidad en un mundo corrupto, lleno de drogas y desigualdades, decide tomar la justicia por su mano y resolver este misterioso crimen que está rodeado de oscuros intereses políticos, redes de corrupción y narcotráfico.