DESDE MI FIESTA DE C UMPLEAÑOS
Ese es el tiempo que mi doncella inútil, mi sucio juguete, mi Cinderelliott me ha estado
ocultando este secreto. No cualquier secreto, sino conversaciones a mis espaldas con Leo y el
hijo de puta Morelli sobre Dios sabe qué.
Estoy disgustado. Furioso. Y toda una serie de emociones que no tengo por qué sentir. Otra lágrima rueda por la mejilla rosada de Ash, persiguiendo a la anterior. Uno. Dos. Tres. Tantas lágrimas, cada una es un recordatorio de por qué no hago esto. Por qué mantengo mi corazón helado e impenetrable. Porque, no importa lo bueno que parezca algo con la mujer perfecta, todo puede desmoronarse con unas pocas lágrimas saladas.
La traición no siempre es una cascada de jodidos como lo fue con Meredith. A veces es el goteo, goteo, goteo de que debería haberlo sabido mejor.
Yo hice.