Estas reflexiones tienen el formato de una carta “a quien corresponda” porque obviamente carecen de la documentación que sería exigible a un artículo o un ensayo serio sobre la realidad social, política y económica cubana. Lo siento de veras, qué más quisiera yo que poder hablar con más fundamento, en lugar de ponerme a contar mis impresiones.
Que conste que lo que normalmente leo sobre Cuba y, sobre todo, contra Cuba, no está tampoco mucho más documentado, aunque sí lo pretenda. Y viendo el éxito perverso que ciertas impresiones personales tienen entre nuestros medios políticos e intelectuales, no quiero dejar de aportar las mías como contrapeso y de intentar argumentar por qué me parecen acertadas y por qué creo que contribuyen a rasgar el asfixiante tejido de evidencias desde el que suele abordarse el tema del socialismo y la democracia en Cuba.