Originada en Asia Central, la peste negra viajó hasta Occidente a través de la Ruta de la Seda y en 1343 llegó a la antigua ciudad de Caffa, en la península de Crimea. Desde allí se propagó por Europa –a velocidad pasmosa– a través de las principales rutas comerciales, alcanzando su punto máximo entre 1347 y 1352.
Las ratas y parásitos fueron el origen de la peste bubónica que alcanzó su punto álgido entre 1347 y 1361, pero serían la falta de higiene y las precarias condiciones de vida las que ayudaron a propagarla