Una autobiografía vital, una vida exprimida hasta la última gota. Huston se nos muestra como un cultísimo hombre del Renacimiento, y con las aficiones más dispares que se pueda imaginar: desde el boxeo hasta la pintura abstracta. Y no oculta sus sombras de alcohólico, ludópata y machista. Pero por mucho que desagraden tales actitudes, se le acaba admirando y apreciando.
El libro muestra muchos entresijos de cómo se hacían las películas en los grandes estudios. Y está lleno de historias curiosas, como un jockey pendeciero, mentiroso y humanitario; un cameo navideño de Steinbeck; o unas travesuras subacuáticas de un niño muy enfermo que tendría una larga y feliz vida.
Trabajó para casi todos los grandes estudios, dirigiendo grandes películas como El tesoro de sierra madre, La jungla de asfalto, La reina de África, o Dublineses. También escribió los guiones de varios grandes clásicos, como El halcón Maltés o El hombre que pudo reinar.