Es frecuente encontrarse con abogados que ejercen la abogacía con verdadera vocación y que, sin embargo, no se encuentran satisfechos con su vida, ni consiguen disfrutar de su actividad en el día a día, porque los plazos, las prisas y los agobios, les asfixian sin poder salir de esa espiral.
En algún momento la autora vivió esa misma experiencia, hasta que decidió tomarse un respiro para adentrarse en su interior y tratar de reinventarse y reinventar la profesión, buscando un ejercicio mucho más gratificante. Comparte con nosotros su experiencia con el deseo de contribuir a un cambio positivo en este colectivo y a que, aquellos que se están formando para ser abogados, adquieran una serie de actitudes y habilidades que les permitan desarrollar un trabajo más armónico, ya desde el principio.