¿Qué pasaría si al cocido le echaras croquetas de jamón, cáscara de limón y cangrejos? Probablemente lo mismo que si recitaras como poesía una canción de reguetón o si usases el pop-rock como telón de fondo en ballet clásico: algo inesperado.
Y es que cada elemento en sí mismo es una maravilla, pero juntos son arte.